Desobediencia de la aurora

by - sábado, junio 13, 2009

Buenos Aires, 2000. 
Ediciones del valle. 
Poesía.

Casida

Resplandece la tarde, mi señora.
Nos indaga el desvelo.
Descifro tu nombre
al cabo de los años.
La fiebre
es la misma que recorre tu lecho.
Y la misma pasión
la que convoca.

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Galatea

Soy tu caballero de los ojos cerrados.
Sin lanza, sin espada, sin escudo.
Te traigo mi coraza y mi cansancio.
La medieval herrumbre del camino.
Soy parte del destierro,
un terciopelo oscuro, destrozado.
Y una carta que araña mi cintura.

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Jeep

Beso tu retrato, lejana memoria
de un niño de tres años
sentado en el capot de un jeep.
Contemplo su inocencia, su secreto pudor.
Su despejada frente; ese pie levantado.
Me emociona mirarnos.
Sospecho que intuía esa voz
que separa la niebla del deseo,
la insaciable felicidad que codicia el poeta.

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